Difundimos una nota publicada en el suplemento ARQ de Clarin.com por la periodista Paula Baldo.
En Bulgaria, una arquitecta diseñó una pequeña casa rodante de madera para pasar sus vacaciones en sitios tranquilos y cercanos a la naturaleza. Un especialista explica cómo construirla con materiales locales y cuánto hay que invertir para tener una similar.
«Fue un desafío proyectar en un espacio tan acotado pero nos las arreglamos para encajar todo lo necesario sin la desagradable sensación de claustrofobia, de estar atrapado en un lugar estrecho y lleno de cosas», cuenta la arquitecta Hristina Hristova desde Bulgaria. Para construir su casa de vacaciones, a la que llamó Koleliba (choza sobre ruedas), la diseñadora eligió la madera porque «respira y mantiene para siempre el encantador aroma de recién cortada en la pequeña casa».
La idea nació del deseo de estar lejos de las multitudes y de los centros de veraneo de cinco estrellas, como también de pasar el tiempo en algún lugar más tranquilo y cercano a la naturaleza», explica Hristova, a quien su presupuesto limitado no le permitía soñar con comprar un terreno y construir en él. «La idea era lejana e imposible. Además, al hacerlo solo formaríamos parte del ejército invasor de cemento al lado del mar. Así que optamos por hacer que nuestro espacio de retiro sea sobre ruedas», fundamenta la arquitecta. Las restricciones respecto al tamaño de la casa es que pueda circular libremente en las rutas.
Esto determinó que la distribución del monoambiente, con cocina y retrete, se limitara a solo 9,50 m2. La altura interna es de 2,40 metros en la cumbrera del techo. «Esta pequeña cabaña se puede hacer con una estructura de bastidores en madera de pino resinoso, que se monta sobre un tráiler que se puede comprar o se manda a hacer», explica el arquitecto Diego García Pezzano, especializado en construcción con madera y titular del estudio Barroso-García Pezzano.
«La estructura de bastidores se puede cubrir con un machimbre de pino, recomiendo que sea impregnado, o bien de eucaliptus, que es más resistente al sol en el exterior», señala el especialista. La diferencia estética entre ambas maderas es su color (el pino es amarillo y el eucaliptus tiene un tono más rosado). La madera a la intemperie siempre se debe proteger con un lasur, que es un producto que penetra el material y lo preserva respetando su apariencia natural.
Para revestir las paredes interiores de la casa García Pezzano recomienda usar multilaminado fenólico de pino o eucaliptus. Previamente, en el interior del muro se colocan las aislaciones térmicas y las instalaciones (eléctrica y de provisión de agua).
«El costo de estas casas no es muy económico ya que cuanto más pequeña es una construcción su valor por metro cuadrado aumenta porque el costo de la cocina y el baño se debe prorratear en poca superficie», acota el arquitecto. Y estima que el valor de una construcción de este tipo ronda los 10.000 pesos por m2.
Koleliba Casa de vacaciones
Proyecto: Arq. Hristina Hristova
Ubicación: Bulgaria
Superficie: 9,5 m2
Año del proyecto: 2015
Fotografías: Deyan Tomov
Fuente: Paula Baldo para Clarin.com