Cada 29 de agosto se celebra en Argentina el Día del Árbol, fecha establecida en 1900 desde el Consejo Nacional de Educación, con el objetivo de concientizar sobre la necesidad de proteger las superficies arboladas y plantar árboles.

 

Los bosques nativos son fundamentales para la protección de las cuencas hídricas, para atenuar el impacto de las gotas de lluvia y la nieve, para disminuir la erosión hídrica y eólica, para generar y regenerar suelo, para aumentar la infiltración y la alimentación de acuíferos, para conservar la humedad relativa de los suelos y de la atmósfera superficial, para regularizar el flujo hídrico durante los distintos meses del año, para conservar altos valores de biodiversidad, y para aumentar la resistencia ambiental al cambio climático. Contribuyen además a la estabilidad meteorológica y climática, y a mantener recursos paisajísticos y ambientales de interés turístico. Todas estas funciones están intrínsecamente unidas a la supervivencia del ser humano y por extensión a la supervivencia misma de los ecosistemas.

 

 

El árbol es vida

 

Científicos de todo el mundo vienen alertando a la humanidad sobre las consecuencias negativas de la tala indiscriminada de los bosques, y las dimensiones del problema son tan alarmantes que la educación no lo puede obviar.

 

El Día del Árbol puede ser la excusa para reflexionar cómo la vida moderna nos ha llevado a olvidarnos de que sólo somos parte de un ecosistema mayor, a recuperar esa unión sagrada con todos los seres de la naturaleza y a tener una conducta más respetuosa con nuestro entorno.

 

¿Sabías cuál es el Árbol más antiguo de Argentina?

 

El Parque Nacional Los Alerces alberga uno de los árboles más antiguos del mundo El Alerce Abuelo (Fitzroya Cupressoides), de 2.600 años que mide 57 metros de altura y tiene un diámetro de 2,8 metros de ancho.

 

 

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